Tomar la decisión de trabajar como freelance no fue fácil. El síndrome de la impostora me perseguía constantemente: "nadie querrá contratarme", "no podré tener seguridad económica", "no soy tan buena como Fulanito"
Afortunadamente, supe controlar todos estos pensamientos y decidí lanzarme a montar mi propio negocio online. A día de hoy no consigo imaginarme mi vida de otra forma. Soy plenamente feliz con lo que hago, he conseguido trabajar con grandes marcas y me siento dueña de mi propia vida.
He disfrutado mucho del camino, con sus subidas y bajadas. Porque bajadas hay, siempre. Y creo que esta es la clave para poder seguir en esta senda. Entender que no siempre estaremos en lo más alto y no pasa nada. Entender que habrá momentos en los que tengamos que reinventarnos, ajustar objetivos, adaptar los métodos y así podremos seguir haciendo lo que nos gusta.
Una vez entendido esto, sólo queda armarnos con las mejores herramientas, aprender cada día y ofrecer al mundo lo mejor de nosotros.
